sábado, 9 de marzo de 2013

Apunte exclusivo para Arturo, grupo 666. Te sugiero que para tu presentación utilices diagramas del cuerpo humano y escribas las funciones de cada enzima degradativa al lado de donde tiene su función.


Degradación de nutrimentos en el organismo
Para poder usarlas sustancias nutritivas necesarias el hombre tiene que degradar los compuestos que ingiere como  alimentos, en otros más simples de manera que puedan ser absorbidos para su aprovechamiento. Estas funciones de degradación y absorción se llevan a cabo en el aparato digestivo que está formado por un tubo o conducto, que se divide en boca, faringe, esófago, estómago, intestino delgado, intestino grueso, ano y por órganos accesorios como dientes, glándulas salivales, hígado, vesícula biliar y páncreas.
La función del tubo digestivo es proporcionar al organismo agua, electrólitos y sustancias nutritivas en forma continua; para ello los alimentos primero deben ser transportados a una velocidad que permita la digestión y la absorción. El estudio del tubo digestivo se divide en 3 partes:
a)    Transporte de alimentos
b)    Secreción de jugos digestivos
c)    Absorción de alimentos digeridos, agua y electrólitos.
Cada sección del tubo digestivo está destinada a una función específica:
a.    Simple transporte del alimento de un punto a otro, como en el esófago
b.    Almacenamiento del alimento como alimento en el estómago o materia fecal en el colon descendente
c.    Digestión del alimento en el estómago, duodeno, yeyuno o íleon
d.    Absorción de los productos finales de  la digestión en la totalidad del intestino delgado y la mitad próxima del intestino grueso.
Con excepción de algunos minerales y  vitaminas, puede decirse que el organismo vive de carbohidratos, grasas y proteínas. Sin embargo, ninguno de ellos puede absorberse como tal, pues carecen de valor nutritivo mientras no sean digeridos. La digestión transforma los carbohidratos, grasas y proteínas en compuestos absorbibles. Los mecanismos que permiten absorber estos nutrientes son el agua y los electrolitos.
Carbohidratos
Digestión en la boca. La masticación mezcla los alimentos con la saliva; esta contiene enzimas ptialina) que hidrolizan los almidones hasta la obtención de un disacárido llamado maltosa e isomaltosa. Los alimentos permanecen poco tiempo en la boca, y al producirse la deglución sólo de tres a cinco por ciento de los almidones son transformados en maltosa e isomaltosa.
Por desgracia, en la naturaleza la mayor parte de almidones se encuentran agrupados en pequeñas masas cubiertas por una delgada capa de protección. Por tanto, la ptialina no puede hidrolizar, a menos que se cuezan para destruir la membrana en cuestión.
Digestión en el estómago. La acción del fermento continúa varias horas en el estómago. Conforme avanza la mezcla de los alimentos con el jugo gástrico, el ácido inhibe la actividad de la amilasa salival, cuyo poder enzimático desaparece cuando el pH cae por debajo de 4. Sin embargo, para entonces un promedio de 30 a 40 por ciento de los almidones ha sido transformado en maltosa e isomaltosa antes de que los almidones se hayan mezclado completamente  con el jugo gástrico.
Digestión en el intestino delgado por efecto de la amilasa pancreática. Al igual que la saliva, el jugo  pancreático contiene gran cantidad de amilasa, muy parecida a la amilasa de la saliva, y es capaz de transformar los  almidones en maltosas e isomaltosa. Por tanto, en cuanto el quimo abandona el estómago y se mezcla con el jugo pancreático, los almidones todavía intactos son digeridos por la amilasa. Por lo regular, la conversión de almidones en maltosa e isomaltosa es casi completa, cuando el quimo abandona el yeyuno.
Hidrólisis de los disacáridos en monosacáridos por enzimas epiteliales intestinales.
Las células epiteliales del intestino delgado fabrican cuatro enzimas: lactasa, sacarosa, maltasa e isomaltasa, capaces de desdoblar los disacáridos lactosa, sacarosa, maltosa e isomaltosa, respectivamente en los monosacáridos que las componen. Estas enzimas están localizadas en el borde ciliado de las células que reviste el interior del intestino, y los disacáridos son digeridos cuando entran en contacto con este borde.
Los productos monosacáridos son absorbidos inmediatamente hacia la sangre portal. La lactosa se desdobla en una molécula de galactosa y otra de glucosa; la malotosa y la isomaltosa dan dos moléculas de glucosa.
Así, los productos finales de la digestión de carbohidratos son monosacáidos. La alimentación usual contiene muchos más almidones de sacarosa o lactosa, el 80 pr ciento de los productos finales de la digestión es: glucosa, 10%, aproximadamente de galactosa y 10% de fructosa.
Lípidos
Las grasas más frecuentes en los alimentos son las neutras o triglicéridos; cada molécula comprende un núcleo de glicerol y tres de ácidos grasos.
La alimentación usual contiene también pequeñas cantidades de fosfolípidos, colesterol y ésteres de colesterol. Los fosfolípidos y los ésteres de colesterol contienen ácidos grasos, por lo que se pueden considerar grasas. Por otro lado, el colesterol no contiene ácidos grasos, pero posee ciertos caracteres físicos y químicos de las grasas; proviene de éstas y se metaboliza igual que ellas. Desde un punto de vista dietético, el colesterol se considera una grasa.
Digestión en el estómago. Solo una pequeña cantidad de triglicéridos de cadena corta de grasas de la mantequilla es digerida en el  estómago por la lipasa gástrica, pero el grado de digestión es tan pequeña que carece de importancia.
Digestión en el intestino delgado. Prácticamente toda la digestión de las grasas ocurre en el intestino delgado, de la siguiente forma:
·         Emulsión de grasas por ácidos biliares. La primera etapa en la digestión, es desintegrar los glóbulos grandes de grasa, en glóbulos menores, de manera que las enzimas digestivas hidrosolubles puedan actuar sobre la superficie de  los mismos. Este proceso recibe el nombre de emulsión de la grasa y se logra por influencia de la bilis secretada por el hígado, -que no contiene ninguna enzima digestiva-, sin embargo contiene una gran cantidad de sales biliares en forma de sales sodio ionizado que facilitan la división de las gotas de grasa en el intestino delgado.
·         Hidrólisis de grasas. Las lipasas son fermentos hidrosolubles que sólo actúan en la superficie de las gotas de grasa, no obstante, las células epiteliales del intestino delgado también producen una pequeña cantidad de lipasa entérica. Ambas actúan igual: hidrolizan la grasa.
·         Productos finales de la digestión. Los productos finales son monoglicéridos, ácidos grasos  libres y glicerol. Sin embargo, pequeñas porciones no son digeridas y otras quedan todavía en evidente estado de diglicérido.
Resumiendo:
Una vez ingeridas con los alimentos, las grasas sufren una serie de procesos en el aparato digestivo, así durante la digestión pasan del estómago al intestino delgado, en éste se vierte la bilis segregada por el hígado y almacenada en la vesícula biliar; la bilis sirve para emulsionar las grasas y convertirlas en pequeñísimas gotas sobre las que actúan las enzimas segregadas por el páncreas, las lipasas que descomponen a las grasas en sus ácidos grasos y el glicerol que las constituyen. Estos productos pasan a través de las vellosidades intestinales al vaso linfático donde se reagrupan para formar nuevas moléculas de grasas; en estas los ácidos grasos se disponen de tal forma que son más apropiadas para su utilización en el organismo.
Proteínas
Las proteínas de la alimentación provienen casi en su totalidad de carnes y legumbres. Estas proteínas están formadas por largas cadenas de aminoácidos unidas entre sí por enlaces peptídicos.
                 
 Digestión en el estómago. La pepsina es una enzima peptídica del estómago, tiene su actividad máxima con dos de pH, y resulta completamente inactiva con pH de 5. En consecuencia, para que esta enzima actúe sobre la proteína los jugos gástricos han de ser ácidos.
La pepsina puede digerir prácticamente todas las proteínas de la alimentación, siendo un aspecto importante de su actividad el ataque a la colágena,  que es una sustancia albuminoidea que los demás fermentos casi no pueden desdoblar y que es  el constituyente principal del  tejido conjuntivo de la carne (alimento).
Para que los fermentos digestivos puedan penetrar en la carne e hidrolizar las proteínas celulares es preciso primero digerir la colágena. Por tanto, cuando la digestión peptídica es mala, los fermentos no pueden atacar las carnes ingeridas y éstas se aprovechan poco.
Generalmente  la  pepsina no lleva la digestión de las proteínas; solo las transforma en proteosas, peptonas y grandes polipéptidos. La degradación de proteínas es una “hidrólisis” que tiene lugar en los enlaces peptídicos entre varios aminoácidos.
Digestión de proteínas por secreciones pancreáticas. Al abandonar el estómago las proteínas se encuentran en forma de proteosas, peptonas y grandes polipéptidos. En cuanto penetran al intestino delgado, estos productos de degradación parcial son atacados por las enzimas pancreáticas: tripsina, quimiotripsina y carboxipolipeptidasa, enzimas que pueden hidrolizar todos los productos del desdoblamiento parcial de las proteínas a péptidos y muchos también hasta la etapa final de aminoácidos.
Digestión de las proteínas por el intestino delgado. Las células epiteliales del intestino delgado contienen varias enzimas para hidrolizar los enlaces peptídicos finales de los diferentes dipéptidos y otros polipéptidos pequeños, cuando son absorbidos a través del epitelio pasando a la sangre portal. Los fermentos a cuyo cargo está la transformación final de péptidos en aminoácidos, se llaman aminopolipeptidasa y dipeptidasas.
Todas las enzimas proteolíticas, incluyendo las del jugo gástrico, páncreas y las de células epiteliales del intestino, son muy específicas para hidrolizar diversos tipos de enlaces peptídicos.
Si la masticación es cuidadosa y la cantidad de alimento ingerida no es excesiva, alrededor del 98% de todas las proteínas llegan a la etapa de aminoácidos. Sin embargo, algunas moléculas de proteínas no se digieren en absoluto y otras siguen en fase de proteosas, peptonas y polipéptidos de distinto tamaño.
Referencia
Salud en el ser Humano. Paquete didáctico para ciencias de  la salud I. Salazar Coiro, J.G. Dirección General del Colegio de Ciencias y Humanidades. México 2002. Pp 69-7

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